Cuando nos ofrecieron decorar la boda de Isabel y Ariel supimos que tendríamos que darlo todo, el 200%. Nunca antes habíamos montado una boda en Orihuela y, la verdad, nos hacía mucha ilusión. Si además le sumas que la familia de la novia son seguidores indiscutibles de nuestro trabajo pues, ¿qué más se puede pedir?
Trabajar con la tranquilidad de tener a Teresa de El sueño secreto a nuestro lado, no tiene precio. Con ella nos sentimos como en familia y disfrutamos muchísimo de su compañía. Que Pablo Laguia se encargue de inmortalizar todos los momentos de la boda es un regalo. De los de verdad. Gracias a él hoy os podemos contar cómo fue el bonito día de Isa y Ariel de la forma más emotiva posible.
La boda de Isabel y Ariel fue un evento muy especial. Emotivo, significativo y elegante. La familia del novio se desplazó de Asturias a Orihuela para poder compartir con la pareja un día tan importante. La elección del lugar de celebración tenía un significado especial para la novia, pues su padre fue el encargado de reformar el Palacio de Tudemir.
Isa llevó una creación de Marcos Luengo: blanco, con cinturón de pedrería montado pieza a pieza y sobrefalda para la ceremonia. Ariel vistió un elegante chaqué negro y gris. Estaban los dos muy elegantes. El ramo de novia lo preparamos en tonos blancos, café y salmón (que le iba ideal al cinturón del vestido) y añadimos unos tallos de margarita que tenían un gran valor sentimental para la novia.
En la entrada al Palacio creamos un espacio de bienvenida a los pies de la imponente escalera. Utilizamos algunos elementos del Palacio y los integramos en la decoración. Añadimos jarrones con flores, alfombras, cojines y mucha vela. La escalera la decoramos con verdes y creamos un jardín de flores en la base con hortensias otoñales maravillosas.
La ceremonia la montamos centrándonos en el foco principal del altar: la grandiosa puerta pintada. Esta puerta tuvo un importante papel en la boda: fue la imagen de las invitaciones de boda, estuvo pintada en los platos de los novios (obra de Graciela Amor al Plato) y fue el elemento principal del altar durante la ceremonia. Para crear un ambiente mágico que transportara a los invitados a un lugar especial colocamos guirnaldas de verdes con pequeñas luces led integradas en las paredes del salón y colgamos imponentes espejos con marcos dorados barrocos. El reflejo de las guirnaldas en los espejos multiplicaba el espacio. Las lámparas que quedaban sobre el altar las decoramos con verdes y hojas preservadas en colores otoñales.
En el altar creamos un jardín alrededor de la puerta. Utilizamos columnas para darle alturas, jarrones repletos de flores en composición y plantas para acompañar. Además, colocamos faroles, candiles y candelabros con velas para aportarle un aire más acogedor al salón. Las sillas tiffany doradas donde se sentaron los invitados se dispusieron a cada lado del salón dejando un largo pasillo por el que pasarían los novios con la madrina y el padrino. De las sillas colgamos bolsitas de lino con confeti dorado que le lanzaron a los novios cuando terminó la ceremonia. Los espacios disponibles en el Palacio para la celebración de la boda no son muchos si se cuenta con que la ceremonia es civil y la comida se servirá a más de 200 personas. Por ello tuvimos que utilizar el mismo salón para la ceremonia civil y para la comida. Mientras los invitados disfrutaban del cóctel, nosotros cambiamos toda la decoración del salón: se montaron las mesas, se colocó todo el material necesario (sillas, mantelería, cristalerías…) y nosotros lo terminamos de vestir con las flores.
El seating lo montamos fuera del salón, junto a la escalera. Utilizamos elementos que ya había allí en el Palacio (como el tapiz y unos tibores impresionantes) para complementar el espacio. Colocamos un espejo con vinilo y lo decoramos con guirnalda de flores y verdes, y un jardín en la base. Trasladamos algunas columnas, plantas y jarrones de flores del altar para extender el espacio y crear bodegón, y le añadimos candiles y faroles. En las mesas de los invitados colocamos unos candelabros de bronce para quitar el hipo, con arreglos florales asimétricos que llevaban hortensias, dahlias, rosas, frutos, una bonita combinación de distintos verdes y caídas de ruscus preservado en tonalidades otoñales.
La decoración de la presidencial llevaba cuatro centros bajitos y velitas en el frontal de la mesa. Los novios y padres de los novios se sentaron en sillones imperiales. La trasera de la mesa presidencial la decoramos con una guirnalda de verdes en la pared más grande que las otras (con sus luces led y un toque de magnolio) y trasladamos dos columnas con centros florales de la ceremonia para enmarcar a los novios. Tuvimos el privilegio de que los novios nos invitaran a la comida y nos asignaran un sitio en la mesa de staff. Compartimos un ratito muy bueno con Teresa y Sandra (encargadas de coordinar la boda) y con Pablo (el fotógrafo), y comimos como nunca. Sin duda el mejor menú de bodas jamás creado. Estaba todo riquísimo.
Cuando terminó la comida, los novios nos deleitaron con su primer baile y comenzó la fiesta. Muchas gracias Isa y Ariel por vuestra confianza ciega. Gracias también a Teresa y Pablo por hacer que nuestro trabajo luzca tan bien.
Eso es todo por hoy.
Bisous,
C.
Organización: El Sueño Secreto
Fotos: Pablo Laguia
Localización y catering: Palacio de Tudemir
Vestido de novia: Marcos Luengo
Platos pintados a mano: Graciela Amor al Plato
Flores y deco: El Jardín del Cabo
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